Graffiti

 

El graffiti: esta palabra  proviene del término grafito que se refiere a “palabras escritas en la pared”. La razón del término se debe a que los primeros graffitis , a finales de los años 60, se resumían a pequeñas firmas dejadas por los adolescentes de los barrios más poblados de las urbes estadounidenses usando el aerosol como herramienta y competían entre ellos para lograr la firma más original y personalizada de la ciudad, dando en poco tiempo a firmas cada vez más estilizadas, con muchos colores y de gran tamaño. El metro es uno de los lugares preferidos para los grafiteros, ya que es el lugar más transitado.

Es una tipología de arte que surge siempre en barrios periféricos y en muchos casos tiene un alto contenido político, de hecho sus inicios posiblemente sea en el  París en la segunda mitad de los años 60. En España el arte urbano, a imitación de otros países europeos, nació primero en las zonas periféricas de las grandes ciudades y en las localidades de sus áreas metropolitanas para luego extenderse por el resto del país. Actualmente son focos importantes de esta disciplina Madrid y varios municipios de sus zona Sur, así como Barcelona, Pontevedra, Zaragoza y Cuenca.

El graffiti se encuentra ya expandido por todas las ciudades del mundo bajo un código invisible y cerrado de reglas desarrolladas a lo largo de la década de los 70 y que son seguidas por todos los adolescentes grafiteros. los criterios de clasificación de las obras de estos artistas basadas en una muy concreta y peculiar, y se mide según la importancia y talante: 1) la cantidad de veces que estos aparecen por la ciudad; 2) el riesgo que supuso el acceso al local en donde se pintó y 3) el estilo propio.


Buster Duque es uno de los grafiteros más reconocidos de todo México. Él ha demostrado con su trabajo lo que el amor por el graffiti puede lograr. Destacando, sobre todo, su popular “lettering”, su incursión en la moda o bien los tatuajes. Es decir, un artista multidisciplinario que rompe sus propios esquemas en cada proyecto que emprende.


Su trayectoria comenzó en Monterrey, por ahí de 1998, cuando él y sus amigos pintaban paredes de forma ilegal.  Sin embargo, siempre buscó algún rasgo que lo diferenciara de los demás grafiteros. Así que el uso del lettering es algo a lo que se aferró y que actualmente es su sello distintivo. Es totalmente parte de su identidad


El postgraffiti: en este estilo de arte urbano el ámbito se extiende al público en general, dejando de ser algo protagonizado por un círculo de artistas especializados. El artista no compite con otros artistas ni utiliza un código concreto de normas de ejecución, habiendo una cierta libertad sin saltarse las normas cívicas, pintando en superficies públicas abandonadas o neutras, evitando la profanación del patrimonio arquitectónico y de la propiedad privada. El postgraffiti recurre a materiales diversos como el papel, como carteles y pegatinas  y la plantilla, permitiendo ejecutar su obra de forma rápida y discreta.

                                                                          Barcelona

 La localización de las obras no obedece a criterios de entorno visual ni a las leyes de la simetría, es elegida de forma discreta y cuidadosa y se produce una adaptación ingeniosa de la forma de la pintada con la superficie o zona que le sirve de soporte, como si de una instalación se tratara.

                  Uno de los graffitis que decora la antigua fábrica de Can Ricart, en Poblenou, Barcelona 

La intervención específica: este estilo de arte urbano lleva al límite algunos aspectos del graffiti y del postgraffiti, ya que casi todos los artistas provienen de estas dos modalidades. Es una corriente minoritaria dentro de la historia del arte urbano, su característica principal consiste en el abandono de la identidad gráfica y en la creación de obras aisladas, anónimas e independientes, usando materiales libremente,usando todo tipo de técnicas plásticas que muchas veces incluye el desmontaje de mobiliario urbano. En este arte urbano tiene  una característica nueva, la investigación y observación de las particularidades físicas y sociales del entorno de la intervención.












INTERVENCIÓN ESPECÍFICA (JULIAN BEEVER)

Julian Beever es un artista británico que ha creado dibujos de tiza en 3D, principalmente utilizando el pavimento para hacer sus obras. El método se llama anamorfosis que crea una ilusión óptica. 



Aparte del arte en tres dimensiones, Beever pinta murales y réplicas del trabajo de grandes maestros del arte.






Una anamorfosis es una deformación reversible de una imagen producida mediante un procedimiento óptico (como por ejemplo utilizando un espejo curvo), o a través de un procedimiento matemático. Es un efecto perspectivo utilizado en arte para forzar al observador a un determinado punto de vista privilegiado, desde el que el elemento cobra una forma proporcionada y clara.









Por regla general, se identifica al graffitero por el uso del aerosol o spray , y en consecuencia todo aquel arte que se hace con esta herramienta se le denomina graffiti, como es el caso del arte urbano, aunque lo único que tienen en común es precisamente el spray. Con el arte urbano nos introducimos en la era Post-Graffiti que aunque sigue utilizando el spray, se define por técnicas y herramientas muy diversas, como el uso de plantillas, posters, pegatinas y murales, que se alejan del concepto del graffiti, aunque hoy solo voy a traer piezas que destacan por su hiperrrealismo.


 El arte urbano además de englobar el graffitti, también acapara otras formas de expresión artística callejera. Desde los años 90 street art es un término que hemos comenzado a conocer y utilizar, también llamado Post-Graffiti, termino utilizados para englobar el trabajo de artístico en las calles de un grupo de artistas que utilizan diferentes tipos de técnicas (murales, graffitis, plantillas, pegatinas, etc).

                                                                   Tel Aviv, Israel
Los artistas siempre se valen de su ingenio para escoger espacios y juegan con el concepto de los público y efímero. Es un arte que ofrecen de forma gratuita al público mayoritario, el arte urbano ha comenzado a ser muy valorado aproximadamente desde los últimos diez años y no sorprende ver a estos artistas hacer exposiciones en los grandes museos de cualquier ciudad, así como acaparar portadas de diarios y noticias con sus nuevas intervenciones artísticas, como es el caso del artista “desconocido” Bansky. De este último, dueños de las propiedades intervenidas han llegado a subastar sus obras por precios nada desdeñables. Por lo que  podemos decir el dilema entre Arte y vandalismo poco a poco se va desdibujando.

                                                                        Bansky

Muchos movimientos artísticos surgieron por una necesidad de expresar, trasmitir pensamientos y creencias sociales y culturales. El arte callejero, al integrar sus elementos en lugares públicos bastante transitados, pretende sorprender a los espectadores. Suele tener un llamativo mensaje subversivo que critica a la sociedad con ironía e invita a la lucha social, la crítica política o, simplemente, a la reflexión.

Por otro lado, no todos los artistas buscan transmitir un pensamiento, sino que algunos son más espontáneos, pintan sin pensar demasiado en que desean transmitirle a la sociedad.

Debido a esto es que la mayoría de las obras se salen de los parámetros establecidos en el mundo del arte. Son desprolijas, no contienen muchos detalles y están hechas de manera apresurada sin un análisis previo.


Los temas utilizados por los distintos artistas adeptos al arte callejero son diversos, pero siempre buscan provocar y sobre todo persuadir a la sociedad, llamar la atención es su principal objetivo. Muchos de los temas tienen que ver con personajes emblemáticos de la actualidad y del pasado, con la política, o simplemente con temas varios.

Al mismo tiempo que el graffiti alcanzaba sus cotas más altas de popularidad durante la década de los 80, otro tipo de arte, denominado por muchos como street art, y también desarrollado en la calle, evolucionó de forma paralela a este movimiento. Surgió un nuevo panorama artístico en el que coexistían, y siguen haciéndolo en la actualidad, dos vertientes de arte callejero claramente diferenciadas por las técnicas empleadas en cada uno de ellos, y por la finalidad y objetivos de los mismos. 

 

 Este nuevo fenómeno artístico, callejero y social, trae consigo un inédito debate sobre la propiedad y utilización del espacio público. Además, con el street art aparece una nueva herramienta de denuncia ciudadana. Los artistas que realizan este tipo de arte, suelen trasmitir mensajes subversivos que cuestionan todo lo establecido y el sistema capitalista. A través de la ironía, incitan a la lucha social, a la crítica política y en ocasiones simplemente a la reflexión.  

 Hay que remontarse a la década de los 60 para descubrir el origen de algunas técnicas empleadas en dicho movimiento. Aunque en este periodo poseían una finalidad distinta. Algunas técnicas como la plantilla ya empezaban a tener un tono reivindicativo. Destaca el uso político de las mismas en Francia en Mayo del 68, durante la segunda oleada feminista, o en la lucha por los derechos civiles de las personas negras en EE. UU. 

 


 












En la década de los 70, hay acontecimientos y figuras importantes que empiezan a generar actuaciones urbanas diferentes, y que servirán de referente a los artistas que hoy en día son considerados como los pioneros del street art. En esta época destacan Richard Hambleton y Ernest Pignon-Ernest, quienes utilizan por primera vez técnicas similares a las actuales, ya plasman sus mensajes sociales sobre paredes con pintura, utilizan pósteres, e interactúan con los viandantes que perciben sus acciones. 

 A Richard Hambleton se le suele llamar el “Padrino del arte callejero”, aunque este es un título que el artista rechazó. Más conocido bajo la apariencia de Shadowman, pintó una serie de siluetas de aspecto siniestro en las calles de Nueva York, antes de finalmente recurrir al lienzo y al papel. Trabajando junto a Haring y Basquiat, Hambleton dominó el mundo del arte del centro de Nueva York durante las décadas de 1970 y 1980.





A pesar de ser un nombre familiar en N e w escena del arte de la calle York, y muy querido por galerías y críticos por igual, Richard Hambleton es hoy, sin duda, el artista menos conocido y apreciado en comparación con Haring y Basquiat. Sin embargo, todo esto podría estar configurado para cambiar.

 Ernest Pignon-Ernest (nacido en 1942) es un artista francés fluxus y situacionista, nacido en Niza .

      
                                                                      Arthur Rimbuad (1978)

Su primer trabajo se realizó en 1966. Fue una reacción a la Fuerza de Ataque Nuclear de Francia .En 1971, exhibió carteles que representaban escenas de la Comuna . En 1978-1979, sus carteles de Arthur Rimbaud se pudieron ver en toda Francia.  En 1988-1990, hizo dibujos de Nápoles . En 1996, inició la colección de obras de arte internacional llamada Art Against Apartheid junto a Antonio Saura . 


Desalojos (1978)








Pero son los años 80, el periodo de incubación del verdadero germen de este fenómeno artístico. Es en Francia donde Blek le Rat comienza a utilizar las plantillas para realizar sus obras, y es el primero en conseguir cierta repercusión mediática. Le Rat se convierte así en uno de los pioneros de este movimiento y en uno de los mayores referentes para los artistas urbanos más reconocidos del momento. También en este periodo, cuando el graffiti ya está consolidado y en pleno boom, algunas figuras destacadas de esta disciplina empiezan a hacer cosas diferentes y más cercanas al street art. 


Blek Le Rat es uno de los artistas de graffiti más conocidos de todo el mundo. Nacido en Francia a principios de los años 50, su primer contacto con el mundo del arte fue en la Escuela de Bellas Artes de París, donde aprendió todo lo relacionado con la técnica de “pochoir”. En un viaje a Nueva York descubrió el arte del graffiti.

Tal y como explicó en una entrevista, Blek Le Rat trata de exponer las cosas más bellas de la vida a través de imágenes que impactan a las personas, tratando de sacarlas de sus preocupaciones diarias. Además, señaló que a lo largo de su carrera había tenido numerosos problemas con la policía, pero que ello en ningún momento le había impedido hacer lo que tanto amaba: llevar el trabajo a las calles como forma de hacer evolucionar el arte.














 Es a principios de los 90 cuando el street art empieza a forjar su propia personalidad y se percibe la esencia del movimiento. El artista Shepard Fairey comenzó una escalada imparable que perdura en la actualidad y marcó un antes y un después en el ámbito de la difusión del street art, creó la campaña Obey Giant (obedece al gigante), en la que a través de carteles y plantillas del luchador André el Gigante1, quería sorprender a los ciudadanos. No sólo fue pionero en la utilización de técnicas y en conectar de forma clara con la gente, sino que dotó al arte urbano de una de sus principales características: la expansión de sus obras por diferentes lugares del mundo.  

 

 Ya en el año 2000, aparece con fuerza el artista británico Banksy, la figura más influyente del arte urbano. Es sin duda el máximo exponente de este movimiento y el causante del auge y la socialización del street art. Su obra cumple con los preceptos más "puros" de este nuevo arte de la calle, olvida las intervenciones estrictamente políticas y da paso a la denuncia social y ciudadana. 

 

 La magnitud de las intervenciones de Banksy, y la claridad y cercanía de sus mensajes, han provocado que el street art ocupe un lugar privilegiado entre todas las vertientes artísticas de carácter ilegal que se desarrollan en espacios urbanos. También ha contribuido a mejorar la percepción que la sociedad tiene del arte urbano en general, consiguiendo que este sea encasillado como arte y no como un acto vandálico, adjetivo que se atribuye a otros movimientos urbanos como el graffiti. 

 

 Ahora quedan claras las diferencias entre el graffiti y el street art. El primero mucho más invasivo, con un objetivo individual y tan superfluo como transmitir superioridad y constatar la presencia del grafitero. El segundo, con una estética más comprensible y un fin más profundo, remover conciencias, provocar cambios sociales y gustar. 

 

 

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